Un joven secuestró un avión en EEUU a punta de pistola. Ordenó al piloto volar a un aeropuerto diferente y comunicó por radio sus exigencias. A cambio del avión y la libertad de los pasajeros pedía 100.000 dólares y dos paracaídas.
Cuando aterrizó se los entregaron. Ordenó al piloto despegar y volar bajo hasta su destino original. Al pasar sobre un desierto se colocó un paracaídas, tomó el dinero y saltó del avión. El otro paracaídas no fue usado. Nunca se encontró al hombre. La labor de la policía es buscarlo; la suya, contestar una pregunta: ¿Por qué pidió dos paracaídas si iba a utilizar sólo uno?
Repuesta
El secuestrador pidió dos paracaídas para engañar a las autoridades y hacerles creer que se llevaría un rehén. Por lo tanto le entregaron dos buenos paracaídas. Si hubiese pedido sólo uno, habrían sabido que era para él y le podrían haber entregado uno defectuoso. Pidiendo dos eliminó ese riesgo. Una vez que supo que tenía dos buenos paracaídas, cualquiera serviría